jueves, abril 22, 2010

Cuento accidental número tres.


“Dentro de un realismo completo, encontrar al hombre 
dentro del hombre [...] Me llaman psicólogo: esto no
es cierto, yo soy sólo un realista en el sentido superior, 
es decir, represento las profundidades del alma humana”

Dostoiesvski.

Bibliografii, pis’ma i zametki iz knizhki F.M. Dostoievskogo, San Petersburgo, 1883, p. 373.Citado en:
Bajtin, Mijálovich. (1999). Estética de la creación verbal. ¿. Siglo XXI (dencontrado en Google Books)


Dos hombres caminan un sendero. Uno ahora, el otro en la oscuridad del tiempo.

Un perro se cruza, le mira en la distancia. Con familiaridad. Lo rodea, se acerca y se retira.

Al pasar, los dos hombres lo tocan, sólo lo rozan. Voluntariamente.

Parece que el perro se hace un satélite. Se para y mira atrás.

Un hombre se gira y ve otros paseantes, lejanos, pequeños, el otro no ve nada, mira y se asusta. Pero no ve nada.

Continúan andando. El perro va de aquí allá. Se para, mira, olisquea... el hombre ve un mundo, el perro vive en otro.

El perro cruza a una carretera, a un autovía. Pasan los coches, pitan, frenan; el perro se asusta.

El hombre siente un frío, un agarrotamiento en la nuca, levanta una mano a medio camino entre la frente y la boca. Espera que el perro encuentre el camino, no le grita, no le llama.

Cada cual atrapado en su mundo.

El hombre sigue al perro, ha visto al espíritu, del que decían que hablaba el hombre de las muchas palabras. El de la mirada fija. El de las salmodias incomprensibles. El perro mira igual: nervioso, prudente, rígido.

Angustiado hace de su cinto una correa. Se la pasa al cuello. Es demasiado peligroso. El deber del hombre es ayudarlo; podría haber ocurrido un desastre.

Le sigue, huyen de lo que no se ve. El perro se para, olisquea, da vueltas... esta tranquilo. El espíritu se ha ido. Es el hermano perro, el que guía a los muertos, el que acompaña a los solitarios atormentados, del que hablaba la vieja.

Él que no sabe que el azul es la tinta de un bolígrafo. Una maquina que no es sólo o solo una maquina de interpretar a otras maquinas de interpretar.

Empieza el paseo con  dos hombres y un perro. Termina el paseo con dos hermanos, un amo y un esclavo. Cuatro, tres, dos, un mundo.