"Viva er vino y laas muhere"
Esta “Odalisca” de Mariano Fortuny (1838-1874), refleja una belleza femenina que por desgracia ha caído en descrédito.
Al contemplar este cuadro no podrá uno mas que compararlo con el canon estético de nuestra decadente sociedad, en la que la enfermedad define la belleza, a causa de los intereses económicos y con el permiso de nuestra necedad. Señoras y señores, contesten con sinceridad,
¿De verdad les parecen atractivas las muchachas de las pasarelas? ¿Y la Victoria Beckham?
Tan aberrantes han llegado a ser nuestras tragaderas estéticas que la medicina ha tenido que mediar, dando un IMC (Índice de Masa Corporal) mínimo para la pasarela Cibeles (de todas formas un IMC de 18 es bajo, pero permite conservar la vida... algo es algo). Tampoco estoy haciendo un alegato a favor de la gordura, cosa que volvería a hacernos caer en lo patológico.
Si se fijan, las odaliscas de Mariano Fortuny eran mujeres sanas y por lo tanto bellas. El mejor índice de belleza es el sentirse bien, la salud y el contentamiento. Tal vez en nuestra sociedad postmoderna y postfeminista, las mujeres vuelvan a tener derecho a ser femeninas. Por supuesto, no definidas desde la opinión del hombre sino por su propia naturaleza y criterio. También espero, por tal y como van las cosas, que al hombre le dejen seguir manteniendo (al menos hasta que yo me muera), su sencilla y cómoda identidad masculina.
Al contemplar este cuadro no podrá uno mas que compararlo con el canon estético de nuestra decadente sociedad, en la que la enfermedad define la belleza, a causa de los intereses económicos y con el permiso de nuestra necedad. Señoras y señores, contesten con sinceridad,
¿De verdad les parecen atractivas las muchachas de las pasarelas? ¿Y la Victoria Beckham?
Tan aberrantes han llegado a ser nuestras tragaderas estéticas que la medicina ha tenido que mediar, dando un IMC (Índice de Masa Corporal) mínimo para la pasarela Cibeles (de todas formas un IMC de 18 es bajo, pero permite conservar la vida... algo es algo). Tampoco estoy haciendo un alegato a favor de la gordura, cosa que volvería a hacernos caer en lo patológico.
Si se fijan, las odaliscas de Mariano Fortuny eran mujeres sanas y por lo tanto bellas. El mejor índice de belleza es el sentirse bien, la salud y el contentamiento. Tal vez en nuestra sociedad postmoderna y postfeminista, las mujeres vuelvan a tener derecho a ser femeninas. Por supuesto, no definidas desde la opinión del hombre sino por su propia naturaleza y criterio. También espero, por tal y como van las cosas, que al hombre le dejen seguir manteniendo (al menos hasta que yo me muera), su sencilla y cómoda identidad masculina.
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