Irreal verde culebra
La pequeña culebra, después de bufar, pasó a mostrar una reptiliana indiferencia. Y quería yo buscar la especie y hablar sobre la biodiversidad, pero he cambiado de opinión...
Después de modificar un poco la fotografía (sólo ajustar colores y recortarla), me ha sorprendido que la imagen con el color deformado, me parecía más apropiada que la original. Curioso.
11 Comments:
Lo que demuestra que a veces la realidad está más dentro de nuestra mente que fuera.
Además, la propia foto sin retoque era a su vez una deformación de lo que pretendió captar la cámara.
Quizá esa culebra, en esencia, era verde, incluso aunque no lo capten los sentidos :)
Me alegra leerte. Yo creo que sí, que era verde... Que más darán los sentidos :-). Es curioso, creo que cualesquier personas coherentes y honestas, al final llegan a conclusiones sorprendentemente parecidas. Da igual ser idealista o materialista... llega un momento en que las ideas convergen.
Mmmm... Y digo yo... ¿quién es el idealista y quién el materialista? :D
Emmmm... entonces serían isomorfos. Desaparecerian. El racionalismo y el empirismo tal vez sean la misma cosa. ¿Un continuo? :-)
¡El isomorfismo está en todas partes! XD
Respecto a mi pregunta, lo que quería decir es que dudaba sobre qué punto de vista representaba uno más idealista o uno más material, o con cuál te sentías tú más identificado al escribir la entrada.
No creo que tu reflexión inicial careciera de ninguna de las dos perspectivas, de hecho pienso que después de leerte la que se queda sembrada es la semilla idealista. ¿Son las cosas lo que vemos? ¿Quizá son más o quizá son menos?
(rodolí!)
jajaj, sí, esta por todas partes :-).
Leí por algun sitio, que los colores, a lo largo del día van cambiando de longitud de onda, -vastante-, pero los vemos siempre igual -más iguales de lo que sería de esperar-. Un ser completamente objetivo (imaginemos un pobre robot), tendría problemas en dar el mismo nombre a algo tan variable. Por suerte, nuestro sistema de navegación a evolucionado en este extraño oceano palpitante y de alguna forma sabe navegar :-).
Quizá te pueda interesar: en este mes hay en CosmoCaixa en Barcelona un ciclo de conferencias y en alguna de ellas se habla de la construcción de la realidad por parte de nuestro cerebro, relacionándolo con el ilusionismo, es decir, cómo creemos ver lo que en realidad no está... Estuve mirándolo y ya no recuerdo las fechas, a lo mejor se ha pasado o es más adelante.
También hay una charla sobre cómo el cerebro procesa la belleza, creo que vinculándo el tema con la percepción del arte, aunque no me hagas mucho caso. Si te pica la curiosidad casi mejor irse a la web porque yo como informadora a veces no soy muy buena, jejeje.
Me ha parecido gracioso el punto de vista del robot intentando entender este galimatías cambiante. A él no sé si le haría la misma gracia, en realidad. El caso es que he empezado a pensar que un robot construido de una forma tan sumamente objetiva sería imperfecto para la función de "navegar" por este mundo. Probablemente sería más funcional proveerle de un sistema perceptivo que computara los colores de cada objeto en relación al resto de colores de su alrededor, de forma que la percepción global resultante de la escena quedaría igual a lo largo del día a pesar de haber variado en longitudes de onda. O seguro que habría más soluciones... como combinar la información de la longitud de onda con otros datos que introdujesen una corrección o ajuste, yo que sé, quizá datos sobre la iluminación general, la temperatura o lo que sea que haga variar a los colores.
Si al final va a resultar que, para lo que son nuestras necesidades, vamos a ser el procesador perfecto... ¡juas!
Hace poco, asistí a unas clases, que comentaban un problema de simular el comportamiento en robots. La “típica” inteligencia artificial, cuando los datos cambian o son ambiguos, se colapsa. No sabe por donde tirar, por decirlo así.
En cambio nosotros somos bastante tontos en ese aspecto, cometemos muchos errores, pero conseguimos interpretar un medio cambiante.
Creo que tienes mucha razón... al final va a ser que lo más perfecto para un medio imperfecto es... ser imperfecto. :-)
http://obrasocial.lacaixa.es/apl/actividades/activitats.actividad_es.html?idActividad=38464&stateName=vCiclo&idCentro=918245&JSESSIONID=0001MXVd7GRccvXyl78lZm9E1A7:138i3hntb
Suena muy bien!
Te voy a emular y voy a mencionar un párrafo de un libro de Lem, "Fiasco", que me estoy leyendo estos días, y me ha venido a la cabeza con este tema.
Resumiendo el contexto de la situación, una nave de la Tierra ha destruido un grupito de naves de otro planeta desconocido en un sistema solar muy lejano. Los pedazos salen disparados hacia todas partes y en el intento de recuperar una muestra de ellos, se le pregunta al ordenador central de la nave (al que llaman DEUS por su casi infinita capacidad) que calcule donde puede haber algún trozo. DEUS dice que no hay ningún sitio más probable que otro y que es imposible encontrar nada.
Sin embargo un simple piloto humano se guía por cierta intuición sugerida por cómo han ido los hechos, y consigue reducir los parámetros para que en un periquete se encuentre un trozo en una zona probable. Cuando se le pregunta cómo lo supo, argumenta lo siguiente:
"si un hombre quiere determinar la probabilidad de su propio nacimiento, remontándose en el arbol genealógico de sus padres, abuelos, etc llegando a la Edad Media, puede llegar a obtener un valor tan próximo a cero como desee. El número de sucesos posibles que descartarían todos los nacimientos necesarios para que uno naciera es mayor que el número de todos los átomos del Universo, sin embargo existimos a pesar de que ninguna estocástica habría podido predecir nuestra existencia 200 años antes"
Y sigue diciendo: "DEUS no toca los problemas que sabe que son transcomputables y por tanto insolubles y no lo había intentado siquiera".
En resumidas cuentas, viene a decir que la intuición, la tendencia al riesgo a ser falible en nuestros cálculos y por tanto a tomar decisiones según datos IMPERFECTOS, pueden llevar a conclusiones correctas. Curioso!
Lo bueno de la ciencia ficción -dura-, es que podemos aprender filosofía de la ciencia, con ejemplos extrañisimos que encajan con la cosa extrañisima de la qeu nos quiere hablar el autor (siempre que el escritor sea, en esencia, un científico).
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