viernes, marzo 23, 2007

El saber n/ocupa lugar


Nuestro muy ilustre Nobel, Ramón y Cajal, en su libro “Consejos para jóvenes investigadores”, que después, vistos los matices personales que en él existían, lo rebautizó como “los tónicos de la voluntad”, rebatía en un párrafo el dicho popular. “el conocimiento no ocupa lugar”. Así, esto es falso. Ocupa: ¡y mucho! Respecto a esto acéptenme un consejo:

Nunca le digan que “el conocimiento no ocupa lugar” a una bibliotecaria. (Sobretodo si tiene el tomo Z-W de la Espasa en las manos). Tampoco se lo digan a alguien que conozco: que investiga, hace dos maestrías (masters) , ocupa un lugar de responsabilidad clínica e incluso aparta tiempo para cumplir con sus obligaciones fisiológicas -a juzgar por su buen aspecto-.

Por lo visto el conocimiento pesa y espesa, casi a partes iguales. Me atrevería a afirmar que el conocimiento densifica. Y si bien este espesor, igualito que el de la maleza en los bosques, permite dirigirse en los quehaceres que requieren de intelectualidad con peso y propiedad. No hay que olvidar que igual que en la naturaleza, lo mas densificado es también lo más petrificado. Y como las piedras que más nos sirvieron fueron las piedras de pedernal, ya que nos alumbraron con sus chispas. Sirvan entonces los conocimientos para iluminarnos de igual o mejor modo.

Dedicado a B.T