jueves, septiembre 16, 2010

La terra és plana, ho sap tothom.

Empezaré con otro estribillo de Quimi Portet. “La tierra es plana lo sabe todo el mundo, pero en los llanos hay barrancos, piedras planas y colinas”. Que ya viene a ofrecernos una sugerente perspectiva surrealista del mundo.


La verdad, tampoco creo que la tierra sea plana, es más bien, como una chapa de Xibeca, que conceptualiza mejor a sus habitantes, que a la postre la definen.



Pero no nos entretengamos en la tierra, pequeño planeta. Y mucho menos en una de sus especies vivas, vamos pues, a por el cosmos –y más allá- sin dilación.

Ya se pueden encontrar, algunas reseñas sobre el libro de Hawking que empiezan con un: “a estas horas el libro ya debe estar disponible en las librerías... pero por el título ya podemos decir que...”.

Suerte que la mayoría de alicatadotes no utilizan el mismo método de trabajo. Imagínense la escena:

-Señora, las baldosas de su cocina ya deben estar fuera de fábrica. Presupongo que le quedará una cocina magnífica, aquí tiene el montante.
 –¡Oiga, pero si no ha hecho absolutamente nada!
-¿Cómo que no? ¿¡Y la factura, y esa caja de Xibecas bacías!? ¡Si no me cree llamen a la fábrica, lo que le he dicho es cierto! No voy a alicatar una cocina de verdad cada vez que tenga que hacerlo... ¿¡Se imagina usted que desperdicio de trabajo!?
-¡Maldito sinvergüenza!
-¡La demandaré!

Un día tengo que reseñar el Manuscrito Voynich o el Ulises, con este método al uso  tan chiripitifláutico.

Bueno... dejémonos de estupideces, y continuemos con simples tonterías, con las que me siento menos avergonzado. El mismo Penrose, sí le dedica un comentario digno. Y viene a decir que en el libro, Hawking ofrece su perspectiva sobre la realidad física con oportunas analogías, al mismo tiempo que duda que nadie vaya a entender realmente nada.

“These issues are made accessible to general readers via apposite analogies. Nonetheless, I doubt that adequate understandings can arise in this way.” [5]

Me van a disculpar un inciso y desgregación; en “La nueva mente del emperador” Penrose, expone su teoría de la mente y se pega caña con D. Hofstadter; en las 30 primeras páginas lo cita 4 veces por lo menos. Este último viene a defender la conciencia como estructura simbólica, por decirlo así. –el humilde servidor de ustedes sólo conoce “Yo soy un extraño bucle”, así que tampoco sé, ni podría abundar más en la cuestión, pero miren, desde que escribir ya no es sólo ensuciar papeles de forma literal... pues me es más consolador plasmar mi ignorancia-. Penrose, creo entender, que afirma que hay algo material que hace al pensamiento humano irreplicable, y que este se produce en los microtúbulos celulares por cuestiones de física subatómica y tal y Pascual. En una entrevista a J. Alvarez Leefmans, reconociendo la grandeza del físico -como físico, pero no como biólogo o psicólogo-, afirma que su teoría de la conciencia no tiene ningún fundamento empírico. Es más, parece fácilmente refutable. La colchicina, una sustancia que disuelve el citoesqueleto celular, fármaco utilizado en pacientes cirróticos,  no produce ninguna alteración de conciencia por esa causa [6].

Pero, volvamos al libro de Hawking y Mlodinow.

Con mi penoso ingles, me he leído los dos primeros capítulos. Y no he encontrado rastro del aparente conflicto que se le atribuye al libro. Hawking, plantea una perspectiva científica como Dios manda. Se remonta a los griegos quienes ya en sus tiempos, evitaron atribuir los fenómenos a la voluntad de entes metafísicos y se dedicaron a buscar pautas, con las que explicarlos. Hace un recorrido histórico somero por algunos, y recalca la dificultad de separar incluso en tiempos más o menos recientes,  las leyes físicas de una voluntad externa, a fin de cuentas era alguna divinidad la que dictaba las leyes, o los objetos los que deseaban cumplirlas. A Laplace, que se le señala como uno de los iniciadores del determinismo científico, parece que Napoleón le preguntó que en tal escena, dónde encajaba Dios. Y Laplace le respondió: Señor, no necesitamos tal hipótesis.

Así que las notas de prensa, parece que tratan de; que si galgos o podencos. Para variar.

Pero la mística siempre tendrá su rinconcito en el corazón del más racional de los humanos. Por ejemplo: La postura atribuida a Eintein.

«Creo en el Dios de Spinoza que se manifiesta en la armonía ordenada de lo que existe, no en un Dios que se interesa en el destino y las acciones de los seres humanos». [1]

Benito Espinosa, judío sefardí. Acuñó la sentencia “Deus sive nature”. En que Dios y naturaleza se equiparan.  [2] [3]

Del diccionario tomamos un ejemplo para entender mejor la sintaxis de una expresión ya fosilizada, con otro ejemplo;  (o por azar o por voluntad de los dioses, sive casu sive deorum consilio). [4]

Y en este punto me gustaría rescatar, un cuento, de otro contexto, sobre precisamente esta cuestión.

***
Todas estas respuestas dejan pendiente siempre un origen. ¿Quién hizo lo primero?

En primer lugar podemos cambiar el sujeto. ¿Qué hizo lo primero? y a partir de ahí imaginemos a dos científicos. Uno religioso y otro no. Los dos iguales, como dos gotas de agua, excepto en esa pequeña opinión. Llamáosles pues el ateo y el creyente.

Creo que el resultado final, después de semanas y semanas de discusión, sería:

-El ateo aceptaría la idea de Dios.
-El creyente aceptaría la siguiente definición de Dios: “Dios es; todas las relaciones entre todos los elementos del cosmos”.

Y diría uno.... pues “Dios” ha tenido que existir siempre en una forma u otra... ¿no?
Bueno... A “Dios” ni se le crea ni se le destruye, sólo se le transforma... diría el otro, medio en broma medio en serio...
***
Bueno, parece que la aparente controversia del The Grand Desing, es una simple cuestión de divulgación y pedagogía científica, sin más historia. Pero uno se queda patidifuso con la repercusión noticiosa:


Y es que, por lo que llevo mirado, el hombre tampoco dice nada, que en esencia, no dijeran Platón y Aristóteles. En fin... que esto me recuerda a la peli de Contact, en que el Dr. Drumlin (Tom Skerrill), más falso que Judas, afirma ser creyente para aventajar a Ellie (Jodie Foster), en la carrera. Después de todo, el humano no es de razón, es de creencias, sesgos y heurísticos.

Cambiando de tercio, he encontrado un apartado que he querido citar, -pese a ser algo extensa-, ya que hace alusión directa a la psicología, y me ha hecho ilusión señalarlo –la traducción es muy mala y un tanto libre, I’m sorry-.

La biología molecular muestra que los procesos biológicos están controlados por leyes fisicoquímicas y por lo tanto son tan deterministas como las orbitas de los planetas.
Experimentos recientes en neurociencia refuerzan la opinión que así sucede en nuestro cerebro, siguiendo las leyes conocidas por la ciencia, que determinan su acción, en las cuales no existe mucho espacio para el libre albedrío.

Por ejemplo, un estudio con pacientes conscientes que eran sometidos a cirugía cerebral, se encontró que estimulando las regiones cerebrales apropiadas, se puede crear en el paciente el deseo de mover la mano, el brazo o el pie, o mover los labios y hablar.
Es difícil imaginar como el libre albedrío puede actuar si nuestro comportamiento está determinado por leyes físicas, así, parece que no somos más que máquinas biológicas y nuestra libertad es mera ilusión.

Respecto a la conducta humana, está en efecto determinada por las leyes naturales, pero parece razonable concluir que su manifestación está influida de una forma compleja por tantas variables que la hacen a la práctica, imposible de predecir.

Para eso necesitaríamos conocer el estado inicial de cada una de las miles de billones de billones (thousand trillion trillion) de moléculas en el cuerpo humano. Y resolver quizás otras tantas ecuaciones. Esto nos podría constar unos cuantos millardos (billion) de años, cosa que podría hacernos llegar un poco tarde para evitar el puñetazo de nuestro oponente.

Como es bastante impracticable considerar las leyes físicas subyacentes para predecir la conducta humana, adoptamos lo que viene a llamarse una teoría funcional (effective theory). En física, una teoría funcional es un marco conceptual creado como modelo de ciertos fenómenos observables sin describir en detalle todos los procesos implicados.

Por ejemplo, no podemos resolver con exactitud las ecuaciones que controlan las interacciones gravitacionales de cada átomo del cuerpo de una persona respecto a cada átomo de la tierra. Pero con fines prácticos, la interacción de la fuerza gravitacional entre la persona y la tierra puede ser descrita en términos de unos cuantos números, como por ejemplo la masa de la persona.

De forma similar, no podemos resolver las ecuaciones que controlan el comportamiento de átomos y moléculas complejas, pero hemos desarrollado una teoría eficaz, llamada química, que nos proporciona una explicación adecuada de cómo átomos y moléculas se comportan en las reacciones químicas sin tener que considerar cada detalle de las interacciones.

En el caso de las personas, ya que no podemos resolver las ecuaciones que determinan nuestro comportamiento, utilizamos la teoría funcional del libre albedrío.

El estudio de nuestro albedrío, y como surge de él nuestra conducta, es la ciencia psicológica.” [7]

Notas.

[1] http://sedin-notas.blogspot.com/2010/09/el-ateismo-de-stephen-hawking.html
[2] http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=376224
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Baruch_Spinoza
[4] Varios. (1989). Diccionario VOX. Latino-Español, Español-Latino. Barcelona: Bibliograf.
[5] http://www.ft.com/cms/s/2/bdf3ae28-b6e9-11df-b3dd-00144feabdc0.html
[6] http://148.247.1.10/publicaciones/avayper/mayjun02/chimal.pdf
[7] Hawking. S.H., Mlodinow. L. (2010). The Grand Design. New York: Random House.

2 Comments:

Blogger Amaya said...

Bravo! Una reseña no-sensacionalista del libro del momento! Un placer tener este avance de su lectura, gracias por adelantado.

Respecto a la cita extraída acerca de las leyes físicas vs. el libre albedrío, quizá en esencia es cierto que son ideas irreconciliables, y la libertad de elección en la conducta humana es simple apariencia. Sin embargo me viene a la cabeza el ejemplo del lenguaje.

Algunas entradas más atrás comentabas la amplitud de significados que se pueden transmitir con una combinación de apenas 30 grafemas. Quizá las leyes físicas que determinan nuestra conducta sean también pocas y muy estrictas, pero los resultados posibles de su interacción son tantos que por tender a infinito (como la probabilidad del nº2 en el conjunto de números primos, jejejee - esto ha sido un chiste, sí-) casi casi podemos hablar de impredicibilidad.

Vamos, que incluso con leyes físicas insalvables somos en apariencia tan libres que daría igual que realmente no lo seamos.

P.D.: comentario escrito con perdón de Hawking, Pedro, Dios, el nº2 y el autor del blog, por la osadía de añadir algo a palabras más sabias :)

6:23 p. m.  
Blogger Toni said...

!Muchas gracias!
Realmente el determinismo no es problema para el libre albedrío -tal vez Hawking no esté del todo en lo cierto, ni Laplace-. Si recordamos lo de los autómatas celulares. Wolfram, que creo que es el que más a abundado sobre el tema con diferencia -incluso hasta la altisonancia, pero bueno...- tal vez aporte algo.
http://www.wolframscience.com/

Hay sistemas basados en reglas locales y discretas. De los cuales surgen, leyes o patrones que a priori simplemente, no están. Wolfram y Hawking tendrían que mantener una larga charla... De todas formas, es un libro que no puede permitirse entrar en esos temas, por espacio y público. Determinismo físico y libre albedrío no tienen porque ser incompatibles -y seguramente no lo sean-.

6:40 p. m.  

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